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El aprendiz de brujo y otros cuentos de Grecia y Roma. De Fernando Lillo Redonet

El aprendiz de brujo y otros cuentos de Grecia y Roma. De Fernando Lillo Redonet

Miguel Jesús Adamuz Vico                                          12/01/10

El hombre-lobo

Unos amigos estaban contando historias, y uno de ellos no había contado ninguna. Los otros amigos le animaron a que contara una historia, y le dijeron:

-Vamos Nicerote, seguro que sabes algo.

Nicerote empezó a contar algo que le había sucedido a él. Nicerote se había enamorado de la mujer del posadero Terencio, Melisa. Ella y su marido se fueron a una casa que él tenía en el bosque, y Nicerote se enteró de que el posadero Terencio había fallecido, y por lo tanto su amada Melisa estaba sola, y decidió ir a hacerle compañía y consolarla. Cuando iba de camino se paró en una taberna en la cual había un soldado que iba al mismo lugar que él y decidieron ir juntos. De camino, el soldado se paró a orinar detrás de unos matorrales, Nicerote, al ver que tardaba se asomó minuciosamente y vio al soldado con la ropa quitada y orinándose en ella. Cuando terminó se convirtió en lobo y se fue hacia el bosque. Nicerote, asustado, se acercó a ver la ropa tirada en el suelo y se encontró con que la ropa se había convertido en piedra. Después siguió su camino. Cuando llegó a la casa, bastante asustado, Melisa le recibió con los brazos abiertos y le dijo que porqué no había llegado antes, que les había atacado un lobo y se había comido ganado. También le dijo que un hombre le había clavado una lanza al lobo en el cuello. Mientras Nicerote y Melisa regresaban a casa, Nicerote miró donde estaba la ropa de el hombre que le había acompañado, y no estaba, lo que había en su lugar eran rastros de sangre. Después pasaron por la taberna donde Nicerote había parado y se encontró a el hombre que era soldado que le había acompañado con la misma ropa que se había convertido en piedra, una lanza atravesándole el cuello y algunas personas intentando salvarle la vida. Nicerote, dedujo que el soldado era un hombre lobo.

Una vez que Nicerote había contado esta historia los amigos le dijeron que no se la creían.

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